Por: Ximena Calcagnic
Siempre me ha llamado la atención que cuando nos reunimos a celebrar y brindamos, lo que todos, naturalmente, decimos es ¡Salud! Nuestra sabiduría popular reconoce un deseo primordial que, para un buen vivir, necesitamos contar con buena salud.
Al mirar lo que entendemos por salud, nuestra atención suele estar dirigida al cuerpo, a la salud física, donde la medicina ha avanzado enormemente, tanto en los diagnósticos, como tratamientos y disminución del dolor.
Sin embargo, hay otra salud, la salud mental, de la que nos cuesta más hablar, reconocer nuestros dolores y pedir ayuda. El cómo lidiamos con nuestra relación con nosotros mismos, con el silencio, con otros de nuestro entorno, muchas veces nos lleva a conflictos y dificultades cotidianas que hacen más difícil lograr el bien-estar en nuestra vida.
La pandemia evidenció y agudizó muchas problemáticas. Para los niños y niñas, fue permanecer casi dos años en aislamiento, retrasando su salida al mundo y el contacto con otros vínculos afectivos y sociales. Para los adolescentes, trajo el desafío de la identidad, sin grupos de pertenencia presencial, dónde la relación con sus pares estuvo basada principalmente en las redes sociales. Para los adultos y las familias, especialmente con niños, estudiar, trabajar y permanecer en la casa significó altísimos niveles de tensión, agudizando la violencia intrafamiliar. Para aquellos que viven solos, en la convivencia consigo mismos, emergieron preguntas existenciales. En las personas que viven hacinadas, se agravó la convivencia, aumentando los niveles de estrés. Para los adultos mayores trajo consigo el dolor del aislamiento y la soledad.
Son tiempos de cambio, donde la forma de ver y habitar el mundo puede ser otra. Los dolores del alma han traído consigo la pregunta de si es posible hacer las cosas de una manera distinta. Tomar conciencia de los efectos que tiene la pandemia en nuestra salud mental es un primer paso para buscar ayuda en las instituciones que brindan apoyo psicológico.
En este contexto, y sabiendo que, en nuestro país, aun faltan organismos dedicados a la salud mental, es que ponemos a disposición el equipo de terapeutas de Cenfa, para acompañar y orientar a todas las personas que lo necesiten.