+569 88034461 info@cenfa.cl

Por: Marcela Ávila

 

Estamos tan acostumbrados a acompañar y sentir compasión por otros que muchas veces vamos dejando de ser amables con nosotros mismos.

Cuán fácil se nos hace acoger a un amigo/a cuando lo está pasando mal, ser cariñoso y escucharlo, y cuán difícil nos resulta ser comprensivos y pacientes con nosotros mismos y tratarnos con el mismo cariño cuando las cosas no van tan bien como quisiéramos, surgiendo la frustración y la pena.

¿Qué podemos hacer? Dediquemos tiempo para entendernos o conectarnos con nosotros mismos desde nuestra esencia y humanidad y desde ahí vernos en nuestra fragilidad. Es un detenernos para hacernos cariño y decirnos frases cariñosas cuando nos equivocamos o nos hacemos alguna crítica: «esto va a pasar, pero hoy tengo pena», «lo hice lo mejor que pude, aunque no resultó», «hoy me tomo con amor porque si yo me tomo con amor puedo recibir al otro con amor».

Este ejercicio es poco valorado porque tendemos a confundir la autocompasión con la lástima o «tenerse pena». La autocompasión tiene que ver con una actitud activa de cuidado y ternura dirigida hacia nosotros. Cómo nos vamos relacionando con nosotros en una situación compleja, es buscar el alivio al sufrimiento sin quedarnos en este. En cambio, la lástima es una actitud pasiva que no busca cómo aliviar el sufrimiento, sino quedarse en él.

¿Cómo podemos trabajar la autocompasión?

Dedícate un tiempo a solas contigo mismo para reflexionar y escuchar cómo te hablas; trata tus dificultades como si acompañaras a un amigo querido; acepta los momentos complejos e incómodos y las emociones que van surgiendo; aprende de tus errores teniendo presente que somos seres humanos imperfectos que nos equivocamos; piensa con esperanza que la vida siempre trae experiencias nuevas que ponen a prueba tu creatividad y te pone personas que están dispuestas a escucharte y contenerte las veces que lo requieras.

Ser autocompasivos nos ayudará a reforzar las relaciones con los demás, a desarrollar la empatía, trabajar la paciencia a través de la calma interior, potenciar el autoconocimiento, crecer personalmente al ser capaces de comprender nuestras experiencias y a mirar positivamente la vida.