+569 88034461 info@cenfa.cl

Por: Vania Yunusic

 

La incertidumbre, entendida como la falta de certeza o información que no podemos controlar, nos acompaña, con distintas intensidades, a lo largo de nuestra vida. Hoy la experimentamos en varias situaciones o contextos: político nacional, seguridad en nuestros barrios, economía mundial, violencia, paz mundial amenazada por la guerra, entre otras.

Para proporcionarnos esperanza o seguridad frente a la incertidumbre, necesitamos tener ciertas certezas. Cuando éramos niños o niñas, experimentamos rutinas claras y horarios preestablecidos. Al repetir cada día una rutina o una actividad como comer, bañarse, acostarse, levantarse, jugar, el niño o niña tiene certezas de lo que viene y siente seguridad. Le gusta saber que cada día, a una determinada hora llega algo que él o ella conoce y lo relaciona con amor, seguridad, familia, etc. Le da certezas, adquiere tranquilidad y confía que en este nuevo mundo hay algo que él puede saber. Emerge la esperanza.

Este mismo fenómeno, se repite una vez que nos transformamos en personas adultas. Para ayudarnos a bajar la intensidad de la incertidumbre en nuestra vida y así vivir con menos stress, angustia, miedo y por lo tanto con menos enfermedades, es muy sabio hacer lo que hacemos cuando cuidamos a nuestros niños y niñas; es recomendable buscar rutinas o ritos que se repitan regularmente en el tiempo para darnos esa seguridad que nos tranquiliza. Para sentir que tenemos algo de control dentro del caos aparente.

Podemos crear ritos familiares o personales que tengan alguna frecuencia, si no los tenemos; darle mayor importancia a los que ya tenemos y no repetimos con frecuencia y mantener los que siempre hemos tenido como la cena de Navidad, el abrazo de Año Nuevo, etc.

Valoricemos y reconozcamos los ritos y rutinas como una experiencia que ayuda a mantener unidas a las personas y familias. Tomemos la oportunidad que nos da el fin de año, lleno de ceremonias, despedidas, amigos secretos, cenas y otros que hacemos cada año. Creemos otras si queremos, mantengámoslas y habremos sembrado en nosotros un gran regalo: La contención ante la incertidumbre.