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Por: Ximena Calcagni

 

 

Se hace evidente que hay asuntos que son globales y que sus repercusiones no tienen fronteras: el cambio climático, el cuidado de la tierra, la migración y la pandemia que hoy nos afecta, son un claro ejemplo de aquello. Así, nuestra reflexión y búsqueda de respuestas tiene que ser sin duda, desde la colaboración, integrando a toda la humanidad.

La pandemia ha traído consigo muchísimas consecuencias y aprendizajes. Una de las consecuencias, para todos visible, es que ha afectado nuestra salud no solo física, sino también mental.

En algunos países pioneros, mucho antes de la pandemia, han instalado un Ministerio de la Felicidad. Puede parecer extraño; sin embargo, si consideramos que uno de los anhelos más profundos del ser humano es la felicidad (entendido como un estado de bienestar integral), se transforma en una tarea no solo personal sino también familiar, comunitaria y del Estado. Generar, cotidianamente, condiciones que permitan que cada persona pueda desarrollar su propio plan de vida, con propósito y sentido, es lo que nos moviliza como sociedad.

Esta crisis sanitaria ha tenido luces y sombras. Algunos aspectos positivos han sido valorar profundamente las relaciones con nuestros cercanos y reencontrarnos en lo cotidiano con nuestras familias. Particularmente importante, ha sido el cuidar nuestro bienestar emocional, ver que no es solo tema de unas pocas personas «con problemas psicológicos o psiquiátricos», sino que es parte de lo que cada uno de nosotros debiera incorporar y priorizar.

La pandemia nos regaló la oportunidad de visibilizar que la salud mental es un tema de todos y para todos. Cultivar nuestro mundo interior, trabajar nuestras relaciones, mejorar la forma que tenemos de comunicarnos, atrevernos a mirar nuestros miedos y dolores, conocer nuestras fortalezas y debilidades, nos ayuda a hacernos cargo de nosotros mismos y de nuestras historias, permitiéndonos ser protagonistas de nuestras vidas.

Estos caminos no siempre sabemos o podemos recorrerlos solos. Reconocer cuándo pedir ayuda y buscar las opciones de apoyo necesarias son parte importante de aprender a cuidar nuestra salud integral.

Vivir de manera más plena, hoy más que nunca, es tarea de todos y todas.