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Por: Fabiola Hott

 

Somos parte de un gran entramado y podemos entrelazar relatos que nos hagan vibrar. Repercutir en otros.

Si miramos a nuestro alrededor, desde lo más inmediato, casi seguro surge mucho de qué agradecer. La invitación es a irnos un poco más lejos de lo cotidiano. Se trata de ir a buscar en la memoria a personas que nos hicieron sentir especiales, que nos dieron su tiempo, su escucha, su fuerza, su palabra, su consejo, su sonrisa. Personas que nos marcaron y que han quedado menos visibilizadas. Vayamos a buscarlas. Traigamos su recuerdo y honrémoslas. Quizás algunas ya han partido de esta tierra, pero tal vez muchas otras estén ubicables.

Es hermoso poder escuchar el retumbe de una frase agradecida. Y en nosotros está la posibilidad de hacer resonar, sorprendiendo, con entrega desinteresada.

Abramos puertas, encontremos llaves que nos lleven a esas personas que nos han acompañado. Ejercitemos una forma que nos permita elevar frases positivas. Somos finas hebras, de un entretejido mayor, que podemos ir resignificando vivencias, llevando energías positivas que tiendan un alumbrado nuevo.

Seamos, entonces, parte de esas chispas, de esos encendidos, que van trasladando lo bueno. Podemos alumbrar haciendo resonar la gratitud. La gratitud no tiene luz ni color, no tiene forma. Pero nosotros sí podemos ensancharla y agrandarla. Sin tener forma exacta, toma un tamaño especial en quien agradece y en quien recibe. Estrechar una mano, estrechar un abrazo o extender una línea de alegría en un rostro; permiten aumentar el tamaño de esa emoción.

Parece que es más común regalar a los niños y escribir o decir cosas a los adultos; también podríamos animarnos a agradecer a los jóvenes y a los más pequeños.

Regalonear puede ser otra forma de decirlo, pero el desafío que propongo es ir más allá de lo convencional y de los cercanos.

Es instalarnos en el propósito de hurgar en nuestra memoria y sorprendernos de todos aquellos con los que hemos estado entrelazados; y ofrecer nuestro testimonio de gratitud haciendo resonar un nuevo tendido de amor.