A pesar de que la publicidad los presenta como el modelo de la felicidad, los adolescentes contemporáneos sufren por diversos factores: soledad por las largas ausencias de sus padres y madres, exitismo en las familias, presión por no responder a las expectativas académicas de padres y adultos de llegar a “ser alguien en la vida”, sentimiento de obligatoriedad de “no fracasar” y la necesidad de ser aceptados y bien integrados en sus colegios.
Los adolescentes están enfrentados a importantes decisiones como tener o no relaciones sexuales, iniciar o rechazar el consumo de alcohol y/o drogas, descubrir su identidad sexual, mostrar habilidades para enfrentar experiencias abusivas, de maltrato y/o de discriminación, entre muchas otras. Y, de modo más general, resolver preguntas como: ¿quién soy? ¿hacia dónde voy? ¿para qué soy bueno/a? ¿cuán autónomo/a soy? Todos estos aspectos contribuyen a hacer de la adolescencia un tiempo de tensiones y posibilidades.
El sufrimiento adolescente es la experiencia de sentirse atrapado y no aguantar más, junto con la idea de que nadie podrá ayudarte a salir de ese lugar. Esto se vive como una experiencia interna, que se padece en solitario. Comienza un proceso de duelo cuando se abandona el sentimiento de omnipotencia característico de la infancia, que se traduce en la adolescencia como un dolor que parece insalvable. En esta etapa, dejamos de creer que podemos resistir todo y nos descubrimos como personas vulnerables.
Este “duelo de la infancia”, hace de la adolescencia un período altamente sensible. Cuando consideramos el peso de la tarea de elaborar el duelo o pérdida por la infancia pasada (‘ya no eres un niño’), podemos comprender que la adolescencia en sí misma presenta un potencial depresivo asociado a las renuncias y cambios que se deben enfrentar.
Si no sabes cómo ayudar y acompañar a tu hijo/a que está atravesando por esta etapa, contáctanos a info@cenfa.cl o vía telefónica (2) 2235 3416 y con gusto te daremos las herramientas necesarias para apoyarlo en lo que necesite.